Ogilvy crea una publicidad omnipresente tanto en el mundo digital como en el mundo físico estando en sintonía el uno con el otro. Nuestro historial de excelencia creativa nos empuja a seguir contando historias que emocionalmente impacten en las audiencias y que superan los límites culturales pasando a ser la corriente principal.

Los avances tecnológicos han cambiado la publicidad, pero esto no significa que sea un mero mecanismo de entrega. Como el mensaje llega al consumidor es importante - de hecho en el entorno digital actual es crucial. Pero si se ofrece al consumidor algo que carece de contexto emocional, algo que se ha desarrollado y creado sin saber cómo se comportan, reaccionan y piensan los consumidores, no importará la perfección con la que se haya integrado en su experiencia digital.

Aunque consigamos un gran logro tecnológico, se perderá entre las miles de otras interacciones que el consumidor tiene a lo largo del día. Porque lo que se mantiene es lo que le importa: lo que le mueve, lo que le inspira, lo que le lleva a actuar.